Jimmy Smith Tribute Quartet reivindica la figura de uno de los grandes del jazz americano con un exigente repertorio

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Jimmy Smith Tribute Quartet.
Lemon Rock Granada, 15-3-2022.
Fotos y Vídeos: Griffin Jazz

Jimmy Smith representó definitivamente la época de esplendor del órgano Hammond en el jazz, consagrando su presencia en los años dorados del funk y el soul jazz junto a otros virtuosos como Big John Patton o Jimmy McGriff. Pero Jimmy Smith sigue siendo el maestro indiscutible de este apartado del jazz con todo su esplendor en las décadas de los 50, 60 y 70, principalmente a través del explosivo sello Blue Note. Con un altísimo nivel técnico, obtenía un sonido orquestal completo con una particular forma de llevar el bajo combinando pedales con teclado, un auténtico e innovador maestro.

Ayer martes 15-3-2022, dentro de las ya imprescindibles Lemon Jazz’N’Blues Sessions, se presentaba el Jimmy Smith Tribute Quartet dispuesto a refrendar y proclamar la vigencia de los postulados del gran maestro Jimmy Smith, con una banda de cuatro incontestables músicos de carácter internacional; el joven y finísimo guitarrista colombiano Gustavo Sánchez Cabrera (con un muy bonito modelo de guitarra Ibanez con la que explora multitud de sugerentes sonidos), el profesor Agustín Sánchez al saxo tenor (muchos músicos formados en Granada han sido alumnos suyos), la estrella emergente Alex Serrano al Hammond y dirigiendo las operaciones el todoterreno peruano Cote Calmet a la batería.

El día no se pudo presentar más frío y desapacible en el exterior, y de alguna manera era complicado calentar el ambiente, pero los músicos ofrecieron un repertorio muy certero y exigente ampliando el homenaje a otros grandes del teclado en el jazz. Con Jimmy Smith como epicentro, no faltaron referencias a Thelonious Monk (siempre Monk), Ray Charles o Jimmy McGriff.

Abrieron el set con «Back at the Chicken Shack», clásico que abría el disco homónimo de The Incredible Jimmy Smith para Blue Note de 1960, siguiendo con «Hackensack», la fantástica composición de Thelonious Monk que Jimmy Smith adaptó magistralmente en su disco de 1965 «Softy As A Summer Breeze». Académicas interpretaciones con un fantástico Agustín Sánchez que rápidamente impuso su saxo tenor como gran protagonista de los mejores momentos de la velada.

Continuaron con la inevitable «OGD – Road Song», pieza que abría el inolvidable LP de Verve «Furthed Adventures of Jimmy and Wes», la principal de las colaboraciones de dos príncipes del jazz del calibre de Jimmy Smith y Wes Montgomery, de las mejores conexiones guitarra-Hammond de la historia del jazz. Y cerraron el primer set con «The Last Dance», el Jimmy Smith más cool y cálido con una composición propia que cerraba su disco «Standars» y donde de nuevo brilló el saxo tenor de Agustín Sánchez; y con «Stay Loose», otro clásico absoluto que daba título a uno de sus discos más funk publicado en 1968 para Verve y donde de nuevo quedaba espacio para el virtuosismo de los cuatro músicos ofreciendo un sonido compacto y perfectamente ensamblado.

El segundo pase acabó siendo un tanto más tradicional, más góspel y más blues, además de ampliar el tributo a otras grandes del teclado. Se centraron en el incunable doble álbum de Jimmy Smith para Blue Note de 1958 «Groovin’ at Smalls’ Paradise» que sentaba las bases del que sería su inconfundible estilo. Reivindicaron el góspel de Ray Charles con una adaptación instrumental de su excepcional «Ain’t That Love» con los pasajes más hot-jazz de la noche a ritmo de la formidable pegada de Cote Calmet.

Probablemente el momento culminante de la velada fue una muy emotiva interpretación de «Girl Talk», el clásico de Jimmy McGriff, otro de los organistas con más groove de la época, incluido en su disco «The Worm» de mítica portada. El crescendo de la pieza fue perfectamente ejecutado con notable pulso, la guitarra subrayaba y el Hammond se abría paso en la delicada cadencia hasta el vigoroso final. Excelente trabajo de los cuatro músicos que finalizaban con la recurrente celebración del «Got My Mojo Working» de Muddy Waters.

Probablemente no fue la noche más caliente ni la más épica de estas sesiones de los martes en Lemon Rock, lastrada por un complicado día en lo climatológico que disminuyó ligeramente la afluencia habitual, pero desde luego que los músicos solventaron con nota muy alta el complicado reto que acometieron: reivindicar la figura de uno de los grandes del jazz americano desde un repertorio exigente y seleccionado con indudable buen gusto.

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