Desde Conciertos en Granada queremos permanecer atentos y expectantes ante los proyectos musicales que florecen en esta ciudad, siendo muy oportuno detenernos ante el nuevo disco de Phisqa, «Pachamama», editado en este 2021 por Odradek Records.
Hijo de padres melómanos que le transmitieron la pasión por la música desde muy pequeño, Cote Calmet alcanzó desde joven una notable formación en este ámbito, lo que le llevó a participar muy pronto en el circuito local con bandas de diferentes estilos (rock, salsa, música tradicional peruana y por supuesto jazz). Viajó a Dublín donde continuó su formación y donde se dejó embaucar definitivamente por la improvisación y la arquitectura del jazz. Formó parte de numerosos proyectos como guitarrista y batería, erigiéndose como un músico versátil y ecléctico. Así surgió Phisqa en 2010 (cinco en quechua, lengua nativa del Perú), por entones en formato quinteto.
Phisqa es un proyecto personal Cote Calmet, con un celebrado debut en 2013 con un trabajo que supuso una revolución en la fusión de la música afro-peruana y andina con el jazz, desprendiéndose de ciertos clichés tradicionales y dejando entrever una personalidad sofisticada aportando libertad y el virtuosismo propio del lenguaje del jazz. «Phisqa» fue muy bien recibido en ambientes especializados con crítica entusiastas en Irish Times o All About Jazz. Grabado y producido entre Lima y Dublín, Cote Calmet ejercía de compositor, arreglista y director de un quinteto que incluía a Chris Engel (saxofones), Julien Colarosi (guitarra), Leopoldo Osio (piano), Cormac O’Brien (bajo) y el propio Calmet a la batería y el cajón.
Tras curtirse en escenarios de todo el mundo y compartir formaciones con músicos de la talla de Kurt Rosenwinkel, Cory Wong (Vulfpeck), Edmar Castañeda, Sidiki Dembele, Ralph Rolle (CHIC), Paddy Maloney (The Chieftains) o Curti Fowlkes (Louis Bellson), Cote se instala en Granada, formando parte de la riquísima escena jazzística local.
Tras una pausa que sirve para ahondar más aún en los conceptos del free y la fusión, Phisqa vuelve en 2018 con un renovado proyecto con nuevo formato, nuevas composiciones, arreglos e integrantes andaluces (Cádiz y Granada). Al contar ahora con una sección de tres vientos en la banda, su música suena aún más enérgica que en los inicios. La nueva etapa de la banda incluye a Miguel de Gemma (Saxo Soprano), Carlos Ligero (Saxo Tenor), Alberto Martín (Trompeta), Mario Alonso (Guitarra), Alejandro Tamayo (Contrabajo) y Cote Calmet (Batería).
«Pachamama» (que significa madre tierra en quechua, idioma nativo utilizado por los incas en Perú) es un vigoroso homenaje al planeta tierra, a la naturaleza y a sus habitantes. «Con este álbum y esta música nos gustaría transportar al oyente a cada rincón del Perú, ya sea a la ciudad de Lima, la costa del Océano Pacífico, la altitud de los Andes o la misteriosa pero hermosa selva amazónica. Queremos que el oyente elija dónde está con su imaginación», describe Calmet en el texto que acompaña al disco.
10 temas componen el disco, en el que de nuevo Calmet ejerce de arreglista y compositor, además de dirigir las operaciones desde batería y percusiones. No es común encontrar que una formación musical se dirija desde la batería, aunque en el jazz sí existen casos muy ilustrativos, como los de la gran virtuosa Terri Lyne Carrington, el mítico Mark Guiliana, Dave Weckl (un apasionado de la fusión al igual que Cote Calmet) o el del inmenso Brian Blade, con proyectos como ”The Fellowship Band” (por cierto, Blade, un virtuoso y excepcional guitarrista, un instrumento con el que compone al igual que Calmet).
En ese incierto viaje que va desde el rock al jazz, existen bateristas legendarios como Steve Gadd o el propio Charlie Watts (The Rolling Stones) que dan rienda suelta a su pasión por el jazz con sus propias formaciones, de forma siempre eficaz y discreta. Y por supuesto, si miramos atrás en el tiempo, nos tenemos que fijar en bateristas innovadores como Max Roach, Kenny Clarke o Roy Haynes que a buen seguros han sido de gran influencia en la formación del Cote al dirigir con maestría sus propios proyectos. Pero al escuchar «Pachamama», quién se intuye con más nitidez no puede ser otro que el mítico Art Blakey con sus Jazz Messengers, que bien en quinteto o sexteto, insuflaba a sus composiciones su enorme fuerza, su capacidad para abordar su fascinante pasión por la música africana.
En el canto a la naturaleza que supone «Pachamama» encontramos temas tan coloridos como «Chaqcha», con un entusiasta ritmo funk, dedicado a la ciudad peruana de Cusco y a sus gentes. O «Lima la gris» donde el juego entre los tres vientos y la guitarra de Mario Alonso describe agrestes paisajes urbanos propio de una gran ciudad (y que cuenta con la colaboración de Luke Dunford con los sintetizadores y Gon Navarro a la guitarra). «Shipiba» es la pieza más étnica del disco, un canto shamánico de Elisa Vargas con arreglos de Cote y que sirve de tributo para todos los curanderos de la selva peruana.
«Manu» es una refrescante cumbia psicodélica cargada de ritmo y vibrantes percusiones, que hace referencia al parque nacional de la selva peruana y que cuenta con dos percusionistas del calibre de Zeke Olmo y Jesús Santiago como invitados. O «Colibrí», una love song dedicada a Daniela Irizar, en la línea del jazz más contemporáneo creado por músicos como Christian Scott o Keyon Harrold donde un groove cargado de pasión sugiere muy hermosos paisajes naturales. En esa línea también la delicada «Lullaby For Nicodemes» huye de la improvisación y se adentra en el solemne territorio del cool jazz. El disco se abre con una celebración; «Guacamayos», un animal de vuelo majestuoso con hábitat desde México hasta Perú, contando con la colaboración de Sergio Albacete al saxo barítono.
Del todo recomendable este magnífico segundo disco de Phisqa, ya disponible en el bandcamp de la banda.